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El cura pederasta que daba clases de educación sexual

Miguel Castillo

26 de mayo de 2023 | 9:00 am

Las Víctimas Hablan

Es difícil no sentir un fuerte estremecimiento de indignación e impotencia ante la desgarradora historia de Luis Tó González, el jesuita español que dejó una estela de víctimas en dos continentes. Con condenas por abusos a menores tanto en España como en Bolivia, su historia pone de manifiesto una dolorosa realidad: la sistemática protección y encubrimiento de los abusadores por parte de la orden jesuita.

La Sombra de la Impunidad

La indignación de las víctimas en Barcelona es profunda. Acusan a los jesuitas de no haber dado nunca explicaciones públicas del caso y de haber protegido y encubierto a Tó. Consideran que es una historia aún pendiente de aclarar, y de reparar. Las víctimas demandan transparencia y justicia.

El Silencio de la Compañía de Jesús

La Compañía de Jesús, consultada de nuevo, se niega a dar información del resultado de sus investigaciones en este caso. No informa de cuántas víctimas tiene constancia y de qué medidas de reparación ha adoptado con ellas. La actitud de la orden sólo alimenta la sensación de injusticia y la necesidad de buscar reparación y reconocimiento.

El Largo Camino Hacia la Justicia

Jordi de la Mata, una de las víctimas de Tó en Barcelona, pide total transparencia, que se hagan públicos nombres y apellidos de todos los abusadores y encubridores. Exige una auténtica tolerancia cero, echar de la vida religiosa a abusadores y encubridores. También, que la orden entregue a la fiscalía toda la información que tenga, incluyendo archivos canónicos, e indemnizar a todas las víctimas.

El Caso de Tó en Bolivia

Lo que ahora se confirma es que Tó continuó con sus abusos en Bolivia. Los jesuitas de Bolivia afirman que nunca tuvieron conocimiento de denuncias contra Tó en el país latinoamericano. Pero estas afirmaciones contrastan con el testimonio del exjesuita Pedro Lima, quien afirma haber denunciado a Tó en 2001 ante el entonces provincial de la orden, Ramón Alaix, sin obtener respuesta.

Un Encubrimiento Continuo

Alfonso Pedrajas, el pederasta confeso que llevó un diario de sus abusos en Bolivia, también menciona a Tó en sus escritos en tres ocasiones, y mantenía con él una relación cordial. Según un allegado de Pedrajas que prefiere quedar en el anonimato, Pedrajas sabía que Tó era un pederasta y que había sido enviado a Bolivia por abusar de menores en Barcelona.

La Búsqueda de Verdad y Justicia

Frente a este oscuro panorama, las víctimas exigen respuestas. Quieren saber la verdad y quieren justicia. Las secuelas del abuso no se curan con el silencio o el encubrimiento. Se necesita reconocimiento, reparación y una auténtica determinación para prevenir que se repita.

El Escándalo en la Iglesia

El caso de Tó no es una excepción, sino una muestra más de una larga serie de escándalos de abuso sexual que han sacudido a la Iglesia Católica en las últimas décadas. En todos los continentes, miembros de la Iglesia han sido acusados de abusos a menores, y a menudo han contado con la protección y el encubrimiento de las más altas autoridades eclesiásticas. El caso de Tó muestra cómo este encubrimiento puede permitir que un abusador continúe cometiendo sus atrocidades incluso después de haber sido descubierto y denunciado.

El Dolor de las Víctimas

Las víctimas de Tó viven con el dolor y las cicatrices del abuso que sufrieron, así como con la indignación de saber que su abusador fue protegido y permitido continuar con sus abusos. La lucha por la justicia es una batalla constante para ellas, en la que se enfrentan a la falta de respuestas, al silencio de la Iglesia y al estigma social que a menudo acompaña a los sobrevivientes de abuso sexual.

El Camino a Seguir

Es necesario que la Iglesia Católica adopte medidas concretas para abordar estos casos y prevenir futuros abusos. Debe ofrecer reparación y apoyo a las víctimas, y también establecer una política de tolerancia cero con respecto al abuso sexual, haciendo que los perpetradores y aquellos que los protegen sean responsables de sus acciones.

La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para ganar la confianza de la comunidad y demostrar que la Iglesia está comprometida con la protección de los más vulnerables. Este caso, y otros similares, muestran la necesidad urgente de cambios profundos y duraderos en la manera en que la Iglesia se enfrenta al abuso sexual en sus filas.

Las víctimas merecen la verdad, merecen justicia y merecen una Iglesia que esté dispuesta a hacer todo lo necesario para prevenir futuros abusos. La historia de Tó es un recordatorio doloroso de lo que está en juego.

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