27 de septiembre de 2024 | 6:21

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El plan de Bárbara Rey para enfrentarse al CNI: los detalles del caso

Jesús Carames

25 de septiembre de 2024 | 7:59 pm

La decisión de Zapatero que cambió el rumbo de los pagos a Bárbara Rey

Cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la presidencia del Gobierno, tomó una decisión contundente: ordenó que no se siguieran entregando Fondos Reservados a la actriz Bárbara Rey. Durante el gobierno de José María Aznar, el CNI había destinado cantidades importantes de dinero público a Bárbara con el objetivo de silenciar ciertos aspectos de su relación con el entonces rey emérito, Juan Carlos I. Para ello, incluso se llegó a alquilar, con fondos del Estado, un adosado de tres plantas en Aravaca para albergar estos encuentros y mantener controlada la situación.

El plan de Bárbara Rey y el papel de su hijo

Ante la retirada de estos fondos, Bárbara Rey trazó un ingenioso plan para asegurar su posición y recopilar pruebas. Decidió utilizar a su hijo en su estrategia. En un día en el que el menor no acudió al colegio, la actriz aprovechó la situación para tomar imágenes comprometedoras desde la casa de una vecina, utilizando a su hijo como cámara, quien se escondió tras unas plantas para grabar discretamente lo que ocurría.

Este movimiento de Bárbara Rey se interpreta como una maniobra para protegerse y asegurarse de que tenía pruebas ante cualquier eventualidad que pudiera surgir por el cese de los pagos. La relación de la actriz con los servicios secretos españoles, en particular durante el mandato de Aznar, ha sido objeto de especulación y controversia durante años, y este episodio arroja luz sobre las tensiones entre los implicados.

Un cambio de dirección en el trato del Gobierno con Bárbara Rey

La decisión de Zapatero de poner fin a los pagos secretos reflejó un cambio de dirección en la política gubernamental hacia estos casos delicados. A lo largo de los años, el uso de fondos públicos para apaciguar y silenciar situaciones comprometidas ha sido objeto de críticas, y este caso en particular ha suscitado muchas preguntas sobre la transparencia y la ética en la gestión de los recursos del Estado.

Este episodio, que mezcla intriga política y espionaje, sigue siendo un punto de interés en la relación entre la Casa Real, los servicios secretos y figuras públicas como Bárbara Rey, quien ha sabido moverse en los entresijos del poder para asegurar su supervivencia mediática y personal.

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