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La amenaza latente de la deflación: una sombra en el horizonte económico

Jesús Carames

23 de mayo de 2023 | 5:30 pm

Caída de la M2 con caída del crédito, es la peor combinación posible

La economía global se enfrenta a un escenario preocupante: el peligro de la deflación. Este fenómeno, que implica una disminución sostenida de los precios, puede tener consecuencias perjudiciales para el crecimiento económico. Específicamente, la combinación de la caída de la M2, un indicador de la oferta monetaria, y la disminución del crédito, presenta un escenario que puede acabar mal si no se gestiona adecuadamente.

La caída de la M2: un presagio preocupante

La M2, una medida que engloba tanto el efectivo en circulación como los depósitos bancarios y otros tipos de dinero fácilmente accesible, está cayendo. Esto es alarmante, ya que una disminución en la M2 puede ser un indicativo de una menor liquidez en la economía y una disminución de la demanda de bienes y servicios.

En términos prácticos, menos dinero en circulación puede llevar a un menor gasto de los consumidores. A su vez, esto puede provocar una disminución de la demanda, lo que obligaría a las empresas a reducir los precios para incentivar las ventas, dando lugar a la deflación.

La disminución del crédito: el otro lado de la moneda

Al mismo tiempo, estamos observando una disminución del crédito. Cuando los bancos y otras entidades financieras reducen los préstamos, la cantidad de dinero disponible en la economía también disminuye. Esta disminución del crédito puede hacer que sea más difícil para las empresas obtener el financiamiento que necesitan para crecer y expandirse, lo que puede ralentizar la economía en general.

Además, la disminución del crédito puede llevar a una disminución de la inversión, tanto por parte de las empresas como de los individuos. Esto puede reducir aún más la demanda, exacerbando la tendencia deflacionaria.

Una combinación preocupante

La combinación de la caída de la M2 y la disminución del crédito es particularmente preocupante. Juntas, estas dos tendencias pueden crear un ciclo deflacionario, en el cual la disminución de la demanda conduce a una reducción de los precios, lo que a su vez lleva a una disminución de la inversión y del gasto, lo que provoca una nueva caída de la demanda.

Para contrarrestar estas tendencias, será necesaria una política económica cuidadosamente calibrada. Las autoridades económicas deberán estar atentas y tomar medidas proactivas para estimular la demanda y la inversión. Si no se actúa con prudencia, podríamos enfrentarnos a un período prolongado de deflación, con todas las dificultades económicas que esto podría conllevar.

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