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La teoría del «pucherazo» desapareció porque ganó el PP pero puede resurgir en el 23J

Miguel Castillo

30 de mayo de 2023 | 7:00 pm

En el complicado escenario político actual, se está popularizando un relato perturbador. Según algunas voces de la derecha, se esperaba un «pucherazo» en las últimas elecciones. Curiosamente, una vez satisfechos con los resultados, el supuesto fraude parece haberse esfumado. ¿Estamos ante una estrategia de posicionamiento o frente a una amenaza a la integridad democrática?

La democracia bajo condición

La aceptación de los resultados electorales parece estar ligada, para algunos, al éxito en las urnas. Esta actitud, que algunos califican de antidemocrática, se materializa en una especie de aceptación condicional de la democracia: si ganan, todo está bien; si pierden, debe haber fraude.

Las elecciones generales del 23 de julio: ¿un escenario repetido?

En la antesala de las elecciones generales del 23 de julio, parece que podríamos enfrentarnos a la misma estrategia. Y mientras algunos preparan sus estrategias de campaña, otros se preguntan sobre la legitimidad del proceso. En particular, algunos medios, como Ana Rosa y su equipo, sugieren que el voto por correo puede ser un medio para el fraude.

El voto por correo y el verano: ¿Una correlación preocupante?

Esta idea de fraude asociada al voto por correo parece ganar fuerza con la llegada del verano. El argumento es que las elecciones en verano podrían impulsar el voto por correo, y con ello, las posibilidades de fraude. Pero, ¿hay evidencia real que respalde estas afirmaciones o se trata solo de tácticas de miedo?

Las estrategias de deslegitimación: Un espejo de otros contextos

Este argumento nos remite a la situación vivida con Trump en Estados Unidos, donde el entonces presidente cuestionó la legitimidad del voto por correo cuando percibió que podía perder. Este tipo de tácticas, destinadas a deslegitimar el proceso electoral, también se han asociado a momentos de ruptura política, como el golpe de estado que desencadenó la guerra civil española.

La idea del fraude electoral se ha convertido en una estrategia política de primer orden. Una herramienta que, en manos equivocadas, podría poner en jaque la estabilidad de la democracia. Sin embargo, como sociedad, tenemos la responsabilidad de mirar más allá de estas tácticas de desinformación, cuestionar los hechos y tomar decisiones informadas.

Democracia y desinformación: Un camino a recorrer

De cara al futuro, es fundamental trabajar en la promoción de una democracia informada y resistente. Una democracia capaz de resistir los intentos de desestabilización y de mantenerse firme frente a las amenazas. Porque, en última instancia, la fortaleza de nuestra democracia radica en nuestra capacidad para protegerla. Y para protegerla, primero debemos entenderla, respetarla y valorarla.

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