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Los reyes del ransomware viven como marajás en Moscú

María José Gonzalez

15 de mayo de 2023 | 6:24 pm

La ambiciosa promesa que quedó en el olvido

Hace más de una década, en 2010, dos potencias europeas se comprometieron a colaborar para dar caza a los ciberdelincuentes más exitosos del mundo. Pero los resultados no cumplieron con las expectativas. Las complicaciones surgieron, los operativos se retrasaron y las acusaciones de corrupción contra la policía empañaron la relación entre los países. El objetivo primordial era la captura de dos criminales rusos, Yakubets y Bogachev, por quienes el FBI ofrece recompensas millonarias. Ambos son considerados los precursores del problema actual del ransomware.

La crisis del ransomware: un problema global

A día de hoy, la crisis del ransomware es un tema de relevancia internacional. Gobiernos, hospitales y empresas críticas de todo el mundo han sufrido sus efectos. Recientemente, incluso un importante oleoducto de Estados Unidos fue víctima de estos ataques. Dada la magnitud del problema, los Estados Unidos pidieron a Rusia que tomara medidas para controlar a los criminales que operan dentro de sus fronteras.

En respuesta a esta presión, el presidente Putin habló con su homólogo estadounidense, Joe Biden, sobre cómo podrían colaborar para encontrar a estos ciberdelincuentes.

Operación Trident Breach: un intento por hacer justicia

Para entender la magnitud del problema, es esencial analizar la Operación Trident Breach. En 2010, agentes del FBI viajaron desde Kiev a Donetsk, un trayecto de 645 kilómetros, con el objetivo de detener a Yakubets, por quien el FBI ofreció una recompensa de 5 millones de dólares. A pesar de la cuantiosa suma, Yakubets permanece libre y ha logrado expandir sus operaciones hasta convertirse en uno de los líderes de la banda de ransomware más grande del mundo.

Los grandes nombres del ciberdelito: Yakubets y Bogachev

Yakubets, además de dirigir su propio imperio del ciberdelito, conocido como Evil Corp, es sospechoso de trabajar para el FSB ruso desde 2017. Según las acusaciones, Yakubets sería responsable de robar al menos 100 millones de dólares.

Por su parte, Bogachev es conocido por ser el autor del malware Zeus, que permitía a los ciberdelincuentes acceder a las cuentas bancarias de las personas sin que estas se dieran cuenta. El FBI ofrece actualmente una recompensa de 3 millones de dólares por cualquier información que conduzca a su arresto. A pesar de ello, Bogachev continúa libre.

El legado de los ciberdelincuentes

El impacto de estos criminales va más allá de las cifras. Han sentado las bases para las operaciones de ciberdelito actuales y han mostrado cómo un individuo puede construir un imperio de ciberdelito con la precisión y ambición de una corporación multinacional. Además, han demostrado cómo los ciberdelincuentes pueden adaptarse y evolucionar, como en el caso de Bogachev, quien tras la desarticulación de una parte importante de su negocio en 2010, creó una nueva red criminal, denominada Business Club. En poco tiempo, esta organización robó más de 100 millones de dólares y comenzó a implementar algunos de los primeros ransomware modernos, con la herramienta CryptoLocker. Bogachev ha estado en el centro de la evolución del ciberdelito, siempre un paso por delante de las autoridades.

La impunidad y los lazos con el poder

Es importante destacar que estos criminales no solo se dedican al robo en línea, sino que también tienen vínculos con el poder político. Yakubets, por ejemplo, está casado con la hija de un exoficial de una unidad de fuerzas especiales de élite del FSB. Además, según informes de medios como el New York Post y el Daily Mail, Yakubets trabajó para el FSB en 2017 y solicitó una licencia al año siguiente para trabajar con información clasificada de la agencia de inteligencia rusa.

Este nivel de impunidad es evidente en su comportamiento. Yakubets puede pasearse por las calles de Moscú haciendo trompos con su coche de lujo, un Lamborghini Huracán personalizado con la palabra «ladrón» en ruso en la matrícula, sin temor a las consecuencias.

Operaciones fallidas y la corrupción en la lucha contra el ciberdelito

No obstante, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, las operaciones para detener a estos criminales han sido, en su mayoría, fallidas. La Operación Trident Breach es un claro ejemplo de ello. Según Craig, un exagente del FBI, «Todo dependía del Día D y nos dejaron tirados«.

La falta de colaboración internacional, la corrupción y las dificultades para seguir el rastro de los ciberdelincuentes han sido grandes obstáculos en la lucha contra el ciberdelito. Sin embargo, hay personas que siguen trabajando en silencio, desde las trincheras, para combatir este problema.

La amenaza persistente del ciberdelito

Los casos de Yakubets y Bogachev son solo la punta del iceberg. El ciberdelito sigue siendo una amenaza considerable para la seguridad de las naciones y su impacto no se limita a la pérdida económica. El ciberdelito puede comprometer la seguridad de la información, la infraestructura crítica y la confianza en las instituciones.

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