20 de mayo de 2024 | 8:02

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Suecia frena las aspiraciones de oficializar el catalán, gallego y euskera en la UE

Legisladores europeos votan en el Parlamento.

Jeickson Sulbaran

14 de septiembre de 2023 | 6:30 pm

Suecia ha puesto un alto en el camino de las ambiciones del Gobierno español para incluir el catalán, el gallego y el euskera como idiomas oficiales de la Unión Europea. Con su postura, el país escandinavo se convierte en el primer Estado miembro en manifestar reservas ante la propuesta liderada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

¿Qué Implica la Postura Sueca?

La postura de Suecia sugiere un escepticismo que va más allá del ámbito político. De acuerdo con el comunicado del Gobierno sueco, las dudas surgieron por las «consecuencias legales y financieras» que implicaría tal medida. Este enfoque técnico señala la complejidad del tema, que es mucho más que una simple cuestión de diversidad lingüística o políticas de inclusión.

Unión Europea: Un Mosaico Lingüístico

La Unión Europea ya cuenta con 24 idiomas oficiales. Esto plantea la cuestión de si la inclusión de tres lenguas cooficiales de un solo Estado miembro podría abrir la puerta a demandas similares de otros países, creando un escenario logísticamente complejo y costoso.

Las Implicaciones Políticas para España

El Gobierno de coalición en España se ve ahora bajo una presión añadida. La negativa sueca también podría tener efectos en la política interna de España, especialmente en las negociaciones para la investidura. Junts, el partido de Carles Puigdemont, considera que la oficialidad de estas lenguas es crucial en este contexto.

Un Plan B en el Horizonte

Sin embargo, el Gobierno ya trabaja en alternativas. Una de ellas es impulsar la aceptación de estas lenguas en el ámbito de la Eurocámara, aunque incluso en este recinto las reticencias persisten. Esto se suma a las demandas más amplias del movimiento independentista catalán, como la amnistía y la autodeterminación.

Un Futuro Incierto

La medida propuesta por el Gobierno español ha puesto de relieve las complejidades y sensibilidades inherentes a la política lingüística en la Unión Europea. La respuesta sueca ha demostrado que, aunque la iniciativa pueda contar con simpatías en ciertos sectores, lograr una unanimidad en su favor se presenta como un desafío colosal. Este episodio pone en duda no solo la viabilidad de la propuesta española, sino también la propia dinámica de cómo se toman decisiones en una Unión Europea cada vez más heterogénea y compleja.

La propuesta sigue en el aire, y su futuro es, en este momento, incierto. Lo que sí es claro es que la postura de Suecia ha añadido una nueva capa de complejidad a un tema ya de por sí delicado, tanto para la Unión Europea como para el panorama político interno de España.

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