27 de diciembre de 2024 | 4:15

Bilbao

Desesperación en Santutxu por el fuerte olor a aguas fecales

Mairenis Gómez

22 de septiembre de 2024 | 7:35 pm

Vecinos y comerciantes de la calle Médico Antonio Eguiluz en Bilbao no soportan más la situación causada por un local precintado

Los residentes y dueños de comercios en la calle Médico Antonio Eguiluz, en el barrio bilbaíno de Santutxu, están viviendo una auténtica pesadilla. Desde hace meses, soportan un hedor insoportable a aguas fecales que emana de una arqueta ubicada en un local precintado cerca del metro de Basarrate. La situación es tan desesperante que recurren a litros de lejía, ambientadores y hasta incienso para intentar neutralizar el olor, pero nada parece funcionar. «Huele a caca», se quejan con frustración, señalando que vivir así es insostenible.

Un problema que lleva meses sin solución

El local en cuestión, cerrado desde hace meses, alberga una arqueta de aguas fecales que expulsa el mal olor hacia la calle. Según los vecinos, los días de calor o de lluvia intensifican aún más la situación, haciendo la vida en la zona prácticamente insoportable.

Los afectados han denunciado el problema en el Ayuntamiento de Bilbao y ante la Policía Municipal, pero sus quejas han sido desestimadas. La razón principal es que el caso está judicializado, y por tanto, la resolución está en manos de un juez que, según explican los vecinos, no considera la situación como un asunto urgente.

El desánimo entre los vecinos crece, ya que recientemente se les comunicó que no podrán acceder al local para solucionar el problema hasta el 26 de enero, cuando inicialmente les habían indicado que la fecha sería el 4 de octubre. «Nos lo tomamos con humor, pero no podemos más», aseguran.

Una historia que comenzó con altercados

El origen de este conflicto se remonta a hace un año, cuando el inquilino de la barbería del local fue detenido tras protagonizar altercados en la zona y pasearse con una katana. Desde entonces, el local permanece precintado y ni el dueño del establecimiento puede entrar.

Para Sergio y Uxue, propietarios de la panadería Katy, ubicada cerca del local afectado, la situación es insostenible. «El olor es horroroso. No podemos abrir la puerta por el asqueroso olor que entra», se lamenta Uxue. Además, esta problemática afecta también a otros seis establecimientos en la misma calle, lo que está poniendo en peligro sus negocios. “Tenemos comida dentro, y esto es muy peligroso”, explica Uxue con preocupación.

El impacto en el vecindario y la falta de soluciones

Los vecinos también están viviendo una situación insalubre, viéndose obligados a cambiar de acera o caminar por la carretera para evitar el charco de aguas fecales que se forma en la calle. “Es peligroso, especialmente para las personas mayores que tienen dificultades para caminar”, señala Uxue.

Hasta que el juez no permita el acceso al local, los residentes están atados de manos. Han contratado una empresa de desatascos, pero esta no puede intervenir. «Solo pedimos que abran unas horas para limpiar el lugar y luego lo vuelvan a cerrar», concluyen los afectados, desesperados por una solución que parece no llegar.

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