19 de noviembre de 2024 | 6:35

Bilbao

El ayuntamiento de Bilbao se escapa de la zona de bajas emisiones

El Ayuntamiento de Bilbao no respeta su propia Zona de Bajas Emisiones

Jeickson Sulbaran

30 de octubre de 2023 | 4:45 pm

Hablemos de un tema que ha estado en boca de todos recientemente: las leyes ambientales y el papel que juegan las instituciones en su cumplimiento. Y es que, ¿cómo podemos esperar que los ciudadanos cumplan con estas leyes si las propias instituciones que las crean no lo hacen? Es como si un maestro dijera a sus alumnos que estudiaran, pero él mismo no se prepara para dar clases. No tiene sentido, ¿verdad?

El contexto: ¿Qué es una Zona de Bajas Emisiones (ZBE)?

Antes de adentrarnos en el caso específico de Bilbao, es vital entender qué es una ZBE. Una Zona de Bajas Emisiones es una área dentro de una ciudad en la que se restringe o prohíbe la circulación de vehículos que no cumplen con ciertas normas de emisión. Esto con el objetivo de reducir la contaminación del aire y garantizar una mejor calidad de vida para sus habitantes.

Ahora, es como si te dijeran que para ingresar a un lugar exclusivo, necesitas un código de vestimenta específico. Sin embargo, una vez que entras, ves que quienes lo dirigen no siguen ese código. Decepcionante, ¿no?

Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en Bilbao

Bilbao y su contradicción en materia ambiental

Recientemente, se ha planteado una pregunta válida: ¿Por qué el Ayuntamiento de Bilbao queda fuera de su propia Zona de Bajas Emisiones? Y no sólo eso, hay quienes afirman haber visto a la patrulla municipal circulando en coche por el centro, un área que debería ser exclusiva para el tránsito peatonal y con restricciones vehiculares.

Digamos que estás intentando seguir una dieta saludable y te encuentras con que la misma nutricionista que te la prescribió se está deleitando con una hamburguesa con extra queso y papas fritas en su hora de almuerzo. Es un claro ejemplo de «haz lo que yo digo, no lo que yo hago».

La importancia de la coherencia institucional

Las instituciones, en especial aquellas que dictan las normas, tienen el deber moral y ético de ser las primeras en cumplir con ellas. No se trata solo de generar confianza en la ciudadanía, sino de demostrar compromiso con las causas que defienden. Y, ¿qué mejor manera de demostrarlo que con acciones coherentes?

Piensa en ello como cuando te cuentan una historia fantástica y emocionante, pero luego descubres que el narrador ha exagerado la mitad de los detalles. El impacto y la magia se desvanecen.

Conclusión

Es fundamental que las instituciones, como pilares de nuestra sociedad, lideren con el ejemplo. Las leyes y regulaciones no son solo palabras en papel; son compromisos que se deben respetar y honrar. En el caso de Bilbao y su ZBE, es esencial que haya coherencia entre lo que se predica y lo que se practica. Después de todo, ¿cómo podemos confiar en quienes nos guían si ellos mismos no siguen el camino que nos marcan? Es hora de que las instituciones asuman su rol con responsabilidad y coherencia. Porque, al final del día, la confianza se gana con acciones, no con palabras.

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