Manolo Bakes aterriza en Bilbao: los manolitos ya tienen hogar en Alameda Urquijo

La firma madrileña abre su primera tienda en la capital vizcaína en el mítico local de la antigua Sonor

¡Por fin llegan los manolitos a Bilbao! Tras meses de espera y varios obstáculos burocráticos, la famosa cadena madrileña Manolo Bakes abrirá sus puertas en el número 50 de Alameda Urquijo, en pleno corazón de la villa.

El esperado local ocupará el lugar que durante tres décadas albergó la tienda de música Sonor, un espacio emblemático para muchos bilbaínos que ahora verá nacer una nueva historia, esta vez envuelta en aroma a mantequilla y chocolate.

Aunque la fecha exacta de apertura aún no se ha concretado, todo apunta a que será a comienzos del verano. Las obras ya han comenzado y durante ellas se ha desvelado parte de la antigua fachada del establecimiento, que en los años 50 y 60 funcionaba como un taller de reparación de vehículos.

La llegada de Manolo Bakes a Bilbao no ha sido fácil. Inicialmente, la marca pretendía instalarse en la Gran Vía, pero las exigencias municipales con la instalación de sistemas de extracción de humos frustraron esa posibilidad. Finalmente, encontraron una alternativa perfecta en Alameda Urquijo y el proyecto sigue adelante con ilusión renovada.

Una historia dulce que conquista España

Manolo Bakes es mucho más que una moda pasajera. Su historia comenzó en 1989 en Colmenar Viejo gracias al impulso de Manolo Manzano, nieto de pasteleros, y su familia. Lo que empezó como un pequeño obrador se ha convertido en un fenómeno nacional con casi cien tiendas por todo el país.

Los famosos manolitos —minicroissants de mantequilla, con o sin cobertura de chocolate— se han ganado el paladar de millones. Desde estrellas como David Bisbal hasta ejecutivos que los disfrutan en sus reuniones, todos caen rendidos ante estos dulces.

Bilbao, ciudad de gran tradición pastelera, recibe esta apuesta “cookie” con curiosidad y entusiasmo. Habrá que ver si Manolo Bakes logra enamorar a los bilbaínos como lo ha hecho en tantas otras ciudades.

Ahora sí: los manolitos llegan a Bilbao para quedarse. ¡Y qué ganas de probarlos!