Este año el veraneo en Euskadi, en el Mediterráneo el fascismo campa a sus anchas

El azul intenso del Mediterráneo, otrora un encanto ineludible para los vascos en busca de sol y diversión estival, parece hoy oscurecido por un cambio de panorama político que causa inquietud. La reciente victoria de PP y VOX en algunas regiones de la costa mediterránea está generando ondas de temor en aquellos ciudadanos que habitualmente elegían estas costas como destino de vacaciones.

Un Mediterráneo cambiante

Es innegable que en las últimas elecciones se ha visto un incremento en el apoyo a partidos políticos de derecha en regiones del Mediterráneo, donde tradicionalmente dominaban las siglas de partidos de centro o izquierda. Las recientes medidas anunciadas por el nuevo gobierno, percibidas por muchos como intimidatorias, contrastan con la visión política de los vascos, donde la presencia de estas siglas en las urnas es casi anecdótica.

Los vascos buscan alternativas

Ante esta realidad, se observa una tendencia creciente entre los ciudadanos vascos a reconsiderar sus destinos de vacaciones. La posibilidad de encontrarse en un ambiente políticamente tenso durante sus días de descanso resulta poco atractiva, sobre todo cuando la alternativa es el pacífico litoral cantábrico, con sus verdes paisajes y playas de olas suaves.

El Cantábrico como refugio estival

Más allá de las circunstancias políticas, es necesario destacar las virtudes del litoral cantábrico como destino de veraneo. Sus playas, menos masificadas que las del Mediterráneo, ofrecen una experiencia de descanso auténtica, mientras que su oferta gastronómica, marcada por los productos del mar y la tradición, se alza como un deleite para los sentidos.

Además, sus pintorescos pueblos y ciudades, como San Sebastián, Bilbao o Santander, combinan a la perfección tradición y modernidad, ofreciendo una amplia gama de actividades culturales y de ocio que aseguran unas vacaciones enriquecedoras.

El calor como excusa

La elección del destino de vacaciones es una decisión personal, que debe estar motivada por el deseo de disfrutar y desconectar, no por el temor a enfrentarse a un clima político adverso. Los vascos, como cualquier otro ciudadano, deben sentirse libres y seguros allá donde decidan pasar sus vacaciones.

Este verano, con la perspectiva de un litoral cantábrico tranquilo y acogedor, muchos vascos podrían descubrir que no necesitan viajar lejos para encontrar su paraíso estival. Tal vez este sea el comienzo de una nueva tradición vacacional, marcada no por la política, sino por la búsqueda del verdadero disfrute.