Fin de la política de dispersión de presos de ETA: un nuevo capítulo en la historia de Euskadi

La política de alejamiento de los presos de ETA, implementada por el Ministerio del Interior a finales de los años 80 con el objetivo de debilitar a este colectivo, ha llegado a su fin. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias anunció el traslado a Euskadi de cinco reclusos de la banda, culminando la estrategia desplegada por el Gobierno de Pedro Sánchez desde 2018, y con Fernando Grande-Marlaska como ministro del Interior.

El fin de una era y el comienzo de una nueva etapa

Desde la llegada de Sánchez al Gobierno y el fin de ETA en 2011, se ha producido un constante traslado de presos condenados a cárceles de la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. Con alrededor de 160 miembros de la banda en centros penitenciarios de Basauri, Zaballa, Martutene e Iruñea, y solo 12 cumpliendo condena en Francia, se puede afirmar que el acercamiento de los reclusos ha finalizado.

Los cinco traslados más recientes incluyen a Irantzu Gallastegi, Gregorio Eskudero, Faustino Marcos, Asier Borrero y Garikoitz Etxeberria, con distintos grados de responsabilidad en delitos cometidos por ETA. Estos traslados ponen fin a una política que ha durado más de 34 años y marca el inicio de una nueva etapa en la historia de Euskadi.

Reacciones y el camino hacia la convivencia

El fin de la política de dispersión ha generado diferentes reacciones entre los colectivos de víctimas y organizaciones relacionadas con los presos de ETA. Mientras que Covite reconoce que la dispersión «no tenía ningún sentido» y que lo importante es que los presos cumplan sus condenas, la AVT critica la medida y acusa al Gobierno de estar «con los terroristas, no con sus víctimas».

Por su parte, colectivos como Sare y Etxerat celebraron el fin de la dispersión y llamaron a seguir trabajando hasta que «los presos, refugiados y deportados estén en casa». Ambas organizaciones destacaron la importancia de continuar trabajando en el camino hacia la convivencia y la superación del pasado.

El futuro de la política penitenciaria en Euskadi

Aunque el cambio en la política penitenciaria fue anticipado por Sánchez en 2018, los acercamientos no comenzaron hasta 2020. Este proceso coincidió con la asunción de la competencia de la política penitenciaria por parte del Gobierno vasco en octubre de 2021. Desde entonces, la decisión de en qué centro recala cada preso se adopta en Euskadi, y se ha dado un impulso a la concesión de beneficios penitenciarios.

El fin de la política de dispersión de presos de ETA representa el cierre de un capítulo en la historia de Euskadi y abre la puerta a un futuro donde la convivencia y la reconciliación sean posibles. Queda por ver cómo evolucionará la situación en los próximos años y si las medidas adoptadas por el Gobierno contribuirán a