27 de mayo de 2025 | 9:46

Ocio & Cultura

El PP boicotea el euskera en Bruselas

RedacciónBH

27 de mayo de 2025 | 1:52 pm

PSOE y PP trasladan su pulso sobre las lenguas cooficiales al corazón de la UE

Las lenguas cooficiales de España —catalán, euskera y gallego— han dejado de ser un asunto doméstico para convertirse en una cuestión de política exterior. Lo que podría ser un gesto de integración cultural y reconocimiento europeo, se está convirtiendo en un nuevo frente de polarización entre partidos nacionales, con la Unión Europea como escenario secundario y rehén diplomático.

Esta semana, el Consejo de Asuntos Generales de la UE votará si acepta el reconocimiento formal de estas lenguas dentro de las instituciones comunitarias. Una decisión que, más allá de la cuestión lingüística, desnuda la fragilidad del consenso interno español y exporta la disputa a los despachos de Bruselas, Roma o Berlín.

Lenguas que dividen dentro y fuera

Para el PSOE, la oficialidad del catalán, gallego y euskera es una pieza central de su proyecto de pluralidad nacional. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha liderado una campaña diplomática para presentar una propuesta “gradual, técnica y asumible”, que comenzaría en 2027 con traducciones institucionales pagadas por el Estado español. Según él, se trata de un gesto “de respeto y reconocimiento” hacia los 20 millones de españoles que viven en una realidad plurilingüe.

Pero mientras el Gobierno negociaba con discreción apoyos en Europa, el Partido Popular trabajaba en sentido inverso. Según publicó ABC, el PP habría convencido al ministro italiano Antonio Tajani para oponerse a la propuesta, siempre y cuando no quedara aislado. Desde entonces, Génova estaría buscando aliados para conformar un frente del “no”.

Y aquí la antítesis es rotunda: el mismo país que promueve el uso del catalán como símbolo de convivencia, es también el que lo boicotea en voz baja desde la otra acera política. Una lengua que, según quién la defienda, es o bien la expresión de la riqueza cultural española o bien una herramienta de chantaje político.

El PP, entre la negación y el silencio estratégico

Mientras el eurodiputado socialista Javi López acusaba al PP de “negar la identidad nacional española”, los populares optaban por una ambigüedad calculada. El portavoz nacional, Borja Sémper, evitaba confirmar o negar las maniobras, pero insistía en que “el mayor ataque al catalán es el de Pedro Sánchez”, por supeditarlo —según ellos— a la aritmética parlamentaria.

Santi Rodríguez, secretario general del PP catalán, defendía que si el Gobierno puede hacer lobby en favor de la oficialidad, ellos también tienen derecho a hacerlo en contra. Un argumento que, bajo la apariencia de simetría democrática, reduce la cuestión lingüística a una partida de ajedrez partidista.

El resultado: Europa asiste perpleja a un espectáculo en el que el uso institucional de una lengua se convierte en rehén del tablero político español.

¿Una oportunidad o un nuevo fracaso colectivo?

Desde el PSC y Esquerra Republicana se insiste en que esta vez hay que “ir a votar para ganar”. Que no se puede permitir que la minoría lingüística —por definición— se convierta en minoría diplomática. Para la portavoz socialista Lluïsa Moret, el trabajo diplomático ha sido serio y merece prudencia. Para ERC, el PSOE tiene el deber de cumplir con lo prometido y el PP debe dejar de “boicotear” a las lenguas que forman parte del alma del Estado.

Pero más allá de la batalla de siglas, lo que queda en el aire es una pregunta incómoda: ¿por qué cuesta tanto en España defender la diversidad sin convertirla en confrontación? ¿Por qué se necesita traducir el catalán en Bruselas si todavía no se ha digerido del todo en Madrid?

En el fondo, lo que está en juego no es una lengua, ni tres, ni el presupuesto de traducciones de la UE. Lo que se debate es si España puede defender su pluralidad sin fracturarse internamente. Y si Europa puede ser ese espejo donde verse reconocida… o reflejar una herida que sigue sin cerrarse.

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