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Ocio & Cultura

Fernando Botero: Un Legado monumental en el arte global

Wilmer Ayala

16 de septiembre de 2023 | 11:45 am

En un día cargado de tristeza y nostalgia, el mundo del arte se detiene ante la partida de uno de sus máximos exponentes del siglo XX: Fernando Botero. A sus 91 años, el colombiano de figuras inconfundibles nos deja, aunque su legado, robusto y trascendental, se queda entre nosotros.

De Medellín a Mónaco: El recorrido de un genio

Botero, originario de Medellín, Colombia, tuvo siempre una visión propia del arte. Desde sus inicios, en las páginas de El Colombiano como ilustrador, ya destilaba ese rasgo distintivo que más tarde inundaría galerías y plazas del mundo entero.

Aunque su talento fue precoz, fue en su juventud cuando realmente definió su camino. Inspirado por Piero della Francesca, uno de los grandes del Quattrocento italiano, Botero halló en una mandolina el germen de su estilo. Aquel boceto, que esbozó a los 25 años, mostraba ya las proporciones amplificadas que serían su firma.

Un Icono Global

Pero el joven Botero no se quedaría en Colombia. Su arte, de colores brillantes y formas rotundas, no conocía fronteras. Durante los años noventa, la fama que había cosechado con sus pinturas tomó una nueva dimensión. Sus esculturas de bronce se alzaban en ciudades como París, Nueva York o Madrid, convirtiéndose en emblemas urbanos y atrayendo a multitudes que quedaban cautivadas por sus dimensiones y su capacidad de transmitir emociones.

No todo en la carrera de Botero fueron rostros sonrientes y frutas voluptuosas. Demostrando una valentía y compromiso ejemplares, dedicó una de sus series más impactantes a retratar las torturas de Abu Ghraib, llevando su arte a un territorio oscuro y reflexivo.

Un adiós, no un final

La pérdida de Botero, en su hogar en Mónaco tras una batalla contra una neumonía, deja un vacío en el mundo del arte contemporáneo. Pero su legado, tan monumental como sus figuras, sigue vivo.

Cada trazo, cada volumen exagerado y cada color vibrante son testimonios de una vida dedicada a la creación. En plazas, museos y colecciones privadas, el genio de Botero seguirá brillando, recordándonos la grandeza de ver el mundo a través de sus ojos.

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