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Alfonso Guerra nuevo votante del PP

Wilmer Ayala

21 de junio de 2023 | 11:00 am

Lleva los pasos de Joaquín Leguina para abrazarse al PP

Alfonso Guerra, figura histórica del PSOE, está de nuevo en el ojo del huracán. El que fuera vicepresidente del Gobierno se encuentra en medio de un remolino de controversia y crítica. Se le acusa de ser uno de los principales artífices de un sistema institucional propenso a la corrupción, una afirmación que adquiere un tono aún más oscuro cuando se recuerda que su hermano fue una pieza destacada en ese tablero. Mientras tanto su partido lucha a brazo partido contra el PP.

Entre lo patético y lo esperpéntico

El hecho de que tanto Guerra como Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno y condenado por corrupción, decidan ahora impartir lecciones de ética, es visto por muchos como una mezcla de lo patético y lo esperpéntico. Ambos, figuras controvertidas y con sombras en su trayectoria, parecen haber encontrado un nuevo camino en el ámbito de la moralidad pública.

El «despachito» del hermano y la «beca» a dedo

Recordar la historia de Alfonso Guerra es evocar episodios turbios. Se le atribuye haber favorecido a su hermano con un «despachito», permitiendo que éste influyera en asuntos de Estado desde una posición privilegiada. Además, está el episodio en que envió a su amante embarazada a Italia con una «beca» otorgada a dedo, con el fin de mantener el embarazo fuera del escrutinio público español. Ambos casos manchan la imagen de Guerra, y cuestionan la legitimidad de su pretensión de convertirse en un maestro de la ética.

Comparaciones y distorsiones de la realidad

Es importante enfatizar que no se puede comparar el caso del hermano de Guerra con los delitos de Rodrigo Rato o las tramas de corrupción del PP. Es cierto que hay sombras en la historia de Guerra, pero atribuirle la creación de un sistema de corrupción generalizado sería una distorsión de la realidad, un eco de la posverdad de la derecha que busca igualar todos los casos de corrupción, sin tener en cuenta la magnitud y las consecuencias de cada uno de ellos.

Lecciones de ética y empatía

La postura beligerante de Guerra hacia quienes en su día le ayudaron y auparon, genera un sentimiento de amargura y desilusión. Al parecer, no solo falta ética, sino también empatía y lealtad. Muchos se preguntan si este es el mismo Guerra que una vez fue un destacado miembro del PSOE, o si estamos ante un hombre que ha cambiado radicalmente y que está más cerca de las filas del PP que de las del partido que ayudó a construir.

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