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La falacia de vincular salarios a la productividad: Un análisis crítico

Mairenis Gómez

21 de mayo de 2023 | 9:58 pm

La reciente propuesta de vincular los salarios con la productividad y abandonar la indexación con el IPC ha generado un amplio debate entre sindicatos, empresarios y economistas. Sin embargo, es crucial entender que esta idea esconde una realidad más compleja.

La ajenidad y el Estatuto de los Trabajadores

El Estatuto de los Trabajadores (ET), en su definición básica de la relación laboral, establece la característica de la ajenidad. Es decir, el trabajador presta servicios por cuenta ajena, dentro del ámbito de organización de otra persona. Por ello, el salario del trabajador es legalmente independiente de la productividad y también de los beneficios de la empresa.

Si los salarios de los trabajadores dependieran de los beneficios o productividad de las empresas, no serían salarios, sino comisiones. Esto transformaría a los trabajadores en socios de las empresas, alterando el principio básico de la relación laboral.

Dirección y control del empleador

Además, el ET también define el trabajo como sometido a la dirección y control del empleador. Por tanto, si el empleador es quien decide qué, cuándo y cómo se hace, es el empleador el que debe asumir el riesgo, ya que tiene el poder disciplinario para imponer sanciones e incluso despidos.

El trabajador, por su parte, aporta su tiempo para un proyecto que no es suyo y que no puede decidir cómo se realiza. El salario, por lo tanto, no es la parte del beneficio de la empresa que se queda el trabajador, sino el pago por su tiempo de trabajo.

El problema de medir la productividad

Un detalle a considerar es que son las mismas empresas las que determinan su productividad y las que deciden sus precios, que en conjunto forman el IPC. Sin embargo, a diferencia de los precios que son visibles y verificables, la productividad puede manipularse fácilmente, a través de formas diversas de elusión fiscal o incluso delito fiscal.

Además, se corre el riesgo de que las empresas declaren menos beneficios en favor de aumentar sus propios sueldos, dividendos o “préstamos” autoconcedidos. De este modo, la pretensión de vincular los salarios con la productividad esconde una intención de reducir salarios de forma encubierta.

La incoherencia de ligar otros costes con la productividad

La idea de ligar los salarios con la productividad es tan absurda como pretender que otros costes de la actividad empresarial también se liguen con la productividad. Imaginemos a un empresario diciendo a su proveedor de electricidad que pagará menos porque ha ganado menos dinero. O intentando reducir el alquiler de su local porque declara menores ganancias. Esto suena absurdo, y es igualmente absurdo aplicarlo a los salarios.

Por lo tanto, la defensa de salarios dignos y justos debe prevalecer sobre cualquier intento de encubrir reducciones salariales bajo el disfraz de la productividad. Los derechos laborales, la dignidad y el justo pago por el tiempo de trabajo son principios que no deben comprometerse.

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