15 de noviembre de 2024 | 4:57

Actualidad

Tipos de memoria en el proceso de aprendizaje

María José Gonzalez

6 de agosto de 2023 | 5:38 pm

En el viaje de aprendizaje continuo que realizamos a lo largo de nuestra vida, un factor crucial e intrínseco en este proceso es la memoria. Sin embargo, no es sólo una memoria, sino que cada tipo juega un papel importante y distintivo en nuestra habilidad para aprender y recordar.

La Unión Indisoluble de la Memoria y el Aprendizaje

No se puede hablar de aprendizaje sin mencionar la memoria. A pesar de que las metodologías contemporáneas a menudo tienden a minimizar su importancia, es imposible separar el aprendizaje de la memoria. Esta afirmación se basa en un conocimiento profundo de lo que es la memoria, los diferentes tipos de memoria y su participación en los procesos de aprendizaje.

Memoria Sensorial, de Trabajo y a Largo Plazo

Podemos clasificar la memoria en tres tipos: sensorial, de trabajo y a largo plazo. La memoria sensorial, inconsciente, procesa la información captada por nuestros sentidos. En contraste, cuando dirigimos nuestra atención a una parte de esta información, se convierte en consciente, transformándose en memoria a corto plazo o memoria de trabajo.

La memoria de trabajo es un recurso que utilizamos constantemente. Imagínala como un espacio limitado donde sólo podemos almacenar una cantidad determinada de información a la vez. Esta información puede proceder del exterior o ser evocada a la consciencia. El funcionamiento de la memoria de trabajo depende de dónde enfocamos la atención y de la velocidad con la que procesamos la información.

La Memoria de Trabajo en el Aula

Los docentes deben comprender que el manejo de la memoria de trabajo es esencial para el aprendizaje. Los alumnos con una velocidad de procesamiento lenta pueden necesitar más tiempo para almacenar la información en su memoria de trabajo, lo que no significa que carezcan de la capacidad para trabajar con la información, sólo que no pueden acumular mucha información a la vez.

Por otro lado, la memoria a largo plazo, a la que comúnmente nos referimos cuando hablamos de «memoria», se evidencia cuando recordamos aprendizajes y significados. En esta se distinguen la memoria explícita e implícita. La primera resulta del aprendizaje consciente y puede suceder con rapidez. La segunda, también conocida como memoria procedimental, se adquiere a través de la repetición y la experiencia, esencial para el aprendizaje de habilidades.

Memorizar Pensando

Contrariamente a la creencia común, la memoria es esencial para el aprendizaje. Pero «aprender de memoria», tal y como entendemos la frase en su sentido coloquial, conduce inevitablemente al olvido. Los verdaderos aprendizajes se hacen conscientes, utilizan la memoria de trabajo y enseñan con una comprensión real de lo que significa memorizar.

Es importante fomentar el aprendizaje activo y reflexivo. Si solo «hacemos cosas» pero no hacemos que los alumnos piensen sobre lo que queremos que aprendan, no habrá un aprendizaje significativo. Los docentes deben trabajar para activar los conocimientos previos y asegurarse de que los alumnos los poseen. Sin estos pasos, los alumnos tenderán a memorizar sin más, sin sentido y sin conexión.

Buena y Mala Memoria

Al hablar de alguien con «buena memoria», normalmente nos referimos a su capacidad para evocar lo que ha quedado almacenado en la memoria a largo plazo. Sin embargo, desde el punto de vista educativo, es necesario facilitar este recuerdo, hacer que nos suene familiar y dar pistas, en lugar de buscar el recuerdo puro y descontextualizado.

Es imperativo recordar que memorizar no es aprender. Aprender es recordar. El papel de la memoria en el aprendizaje no puede ser subestimado. Al adoptar un enfoque consciente y reflexivo hacia la memoria, podemos mejorar significativamente nuestra capacidad para aprender y recordar.

Más noticias