22 de mayo de 2025 | 5:52

Bilbao

Bilbao tomada por los bárbaros: 55.000 ingleses, cerveza en mano y gritando sin parar

RedacciónBH

21 de mayo de 2025 | 8:32 pm

Una invasión sin espadas, pero con cánticos. Sin armaduras, pero con camisetas de algodón.

Este miércoles, Bilbao no ha amanecido: ha sido colonizada. Un aluvión de 55.000 hinchas ingleses —según estimaciones municipales con olor a resignación logística— ha desembarcado en la capital vizcaína con una misión clara y un lema implícito: “No vinimos a hacer turismo… vinimos a hacer historia (y beber algo mientras tanto)”.

La final de la Europa League, ese torneo que algunos fingen no querer pero todos celebran si lo ganan, ha traído hasta San Mamés a los fieles del Tottenham Hotspur y del Manchester United, convertidos por un día en embajadores de la exaltación festiva. Con camisetas blancas o rojas como armadura, se han lanzado a conquistar Bilbao no con violencia, sino con vítores, selfies, cánticos, y una sorprendente capacidad de resistencia etílica bajo el sol vasco.

Ametzola y Etxebarria: fan zones o pequeñas patrias provisionales

Los del Tottenham se han atrincherado en Ametzola, donde han improvisado un pequeño Londres sin lluvia. Los del United, en cambio, han tomado el Parque Etxebarria, mirando al cielo como si esperaran ver a George Best bajando en parapente. Las fan zones han funcionado como embajadas improvisadas: cerveza a precio razonable, himnos de taberna, y ese peculiar respeto tácito entre enemigos que solo el fútbol (y la Guinness) pueden explicar.

Mientras tanto, el ‘poteo’ bilbaíno ha sido absorbido por cánticos en inglés con acento de Manchester o del norte de Londres. No se sabe si los locales han entendido las letras, pero sí el entusiasmo. Y eso basta.

Ningún incidente… salvo los litros evaporados

Contra todo pronóstico, no ha habido disturbios ni sobresaltos. El único crimen ha sido la desaparición sistemática de existencias de cerveza en varios bares del Casco Viejo. Algunos hosteleros, emocionados y desbordados, han comparado la jornada con “un Aste Nagusia, pero sin txosnas y con más tatuajes de Beckham”.

Las autoridades respiran tranquilas. La policía ha optado por una táctica prudente: presencia discreta, vigilancia sin confrontación, y dejar que el fútbol —como la marea— suba, ruja y, finalmente, baje.

San Mamés, escenario de algo más que fútbol

A las nueve de la noche, el estadio será teatro de una final que huele a redención. El Tottenham, deseando demostrar que la épica también puede escribirse sin trofeos recientes. El United, intentando recordar que alguna vez fue imperio. Y Bilbao, testigo accidental de una rivalidad importada, pero celebrada como si fuera propia.

Al final, gane quien gane, todos habrán ganado algo: una jornada para contar, una ciudad para recordar, y un resacón para digerir.

Y si alguien duda del poder del fútbol, que venga a Bilbao en días como este. Aquí no solo se juega una final. Se juega el viejo arte de convertir un miércoles cualquiera en una pequeña epopeya colectiva.

Más noticias