23 de noviembre de 2024 | 11:47

Bilbao

El nuevo túnel bajo Pagasarri

María José Gonzalez

11 de enero de 2024 | 1:56 pm

La Diputación de Bizkaia ha anunciado un ambicioso proyecto para mejorar la infraestructura y la calidad de vida en Bilbao: la construcción de un túnel de más de 2 kilómetros bajo el monte Pagasarri. Esta obra, que reemplazará el viaducto de Rekalde en la A-8, se presenta como un hito significativo en la transformación urbana de la ciudad, prometiendo un impacto positivo tanto en la movilidad como en el entorno de los vecinos.

Desde hace décadas, el viaducto de Rekalde ha sido una presencia constante en el paisaje urbano de Bilbao. Construido en 1975, este tramo de unos 1.800 metros de la autopista ha soportado un flujo intenso de tráfico, con una media de 87.000 vehículos diarios, incluyendo un 3% de camiones. Sin embargo, más allá de su utilidad, el viaducto ha representado una barrera urbana que ha afectado la calidad de vida en el barrio de Rekalde, con problemas derivados de la contaminación, el ruido y el impacto visual.

Un proyecto de gran envergadura: Detalles y plazos de la variante de Rekalde

La nueva variante, que discurrirá mayormente en un túnel bajo el Pagasarri, se extenderá por aproximadamente 2.230 metros. El diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales, ha subrayado la importancia de este proyecto no solo desde un punto de vista técnico y medioambiental, sino también económico. La iniciativa busca ofrecer una solución sostenible y respetuosa con el entorno urbano.

El proyecto, adjudicado a la UTE formada por las empresas Typsa, Fulcrum y Tekia, cuenta con un presupuesto de 5,8 millones de euros para la redacción de su diseño. Se espera que esta fase inicial dure 33 meses a partir de marzo, con la posibilidad de extensiones. Seguido a esto, la construcción de la variante tomará aproximadamente 4 años. Durante este tiempo, se mantendrá abierto al tráfico el tramo actual de la A-8, con el derribo del viaducto de Rekalde programado para después de la finalización de la nueva ruta, estimada para no antes del año 2031.

El derribo del viaducto es una reivindicación histórica de los residentes de Rekalde y representa una oportunidad única para reimaginar y revitalizar el espacio urbano del barrio. La eliminación de esta estructura promete mejorar significativamente la calidad de vida de aproximadamente 50.000 vecinos, reduciendo la contaminación, el ruido y el impacto visual.

Pradales ha enfatizado que los trabajos se realizarán con un «cumplimiento escrupuloso de los requisitos medioambientales», lo que implica un proceso detallado y cuidadoso que incluye labores geotécnicas, simulaciones de tráfico y un examen exhaustivo de los impactos ambientales.

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