22 de mayo de 2024 | 1:59

Bilbao

La hostelería de Bilbao se forra en verano

Laura Rangel Ybarra

29 de agosto de 2023 | 12:42 pm

Hostelería en Bilbao: El equilibrio entre esfuerzo y beneficio

En medio de la efervescencia de Aste Nagusia, festividad que ha traído alegría y agitación a las calles de Bilbao, hay una reflexión que emerge de la voz de sus principales actores: los hosteleros. Aunque esta celebración ha sido etiquetada como una de las más exitosas, con fuentes municipales hablando de cifras récord, para algunos hosteleros, el despliegue durante estas festividades no se traduce en un beneficio proporcional al esfuerzo.

La percepción desde el Casco Viejo

La Plaza Nueva, núcleo del ajetreo festivo, ha sido testigo del desgaste y la inversión de los propietarios de bares y restaurantes. Maren Iturburu, del emblemático Iturriza, es un claro ejemplo. A pesar de tener buenos números, comparte una perspectiva que muchos podrían no esperar: “agosto de por sí ya es buenísimo por el turismo”. Lo que sugiere que la Aste Nagusia, en cierto modo, puede opacar el habitual buen rendimiento que el mes ya les ofrece.

Rendimiento vs. inversión en fiestas

El flujo constante de turistas, que muchas veces prefieren el ambiente tranquilo, encuentra en ocasiones un choque con la intensidad de festividades masivas. Iturburu destaca que su establecimiento no está preparado para ser una «txosna», y que el tumulto, lejos de ser un atractivo, puede alejar al turismo. A esto se suma el deterioro de material, como copas de cristal, y la adaptación forzada a situaciones como la utilización de vasos de plástico, que no siempre es del gusto del cliente.

Begoña Siles, del Gure-Toki, comparte una percepción similar. Aunque reconoce estar contenta con la afluencia de las festividades, también menciona pérdidas en vajilla y cristalería. Las adaptaciones, como cerrar más temprano o hacer cambios en los precios, son medidas que algunos establecimientos han tenido que considerar.

Los locales de hostelería de la Plaza Nueva volvieron ayer a su ajetreo habitual de agosto, cuando los turistas son mayoría en las terrazas

Óscar Cuberta, del bar Charly, resalta el aumento de precios en insumos como el barril de cerveza, y aunque ha notado buena actividad, sugiere que «sale más rentable vender una mesa de 60 u 80 euros en comidas que sacar 60 u 80 euros en cafés o vinos».

Mirando hacia el futuro

Lo que todos estos testimonios evidencian es la necesidad de encontrar un equilibrio. Aste Nagusia es una festividad arraigada y amada, pero también supone un desafío para los hosteleros. Mientras unos consideran que el esfuerzo no justifica el beneficio, otros, como Félix Parte, ven con buenos ojos el incremento de facturación que han experimentado.

Lo cierto es que, más allá de las cifras, la reflexión sobre cómo mejorar la experiencia tanto para propietarios como para clientes será esencial para las futuras ediciones de esta icónica festividad bilbaína.

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