6 de mayo de 2025 | 12:54

Bilbao

Pedro Sánchez mete mano en la opa del BBVA al Sabadell

RedacciónBH

6 de mayo de 2025 | 7:41 am

El Gobierno prepara su intervención tras un dictamen suave de la CNMC

La operación de adquisición del Sabadell por parte del BBVA, tras más de un año de recorrido, entra ahora en su etapa más decisiva y delicada: la del filtro político. El dictamen de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), aprobado recientemente, se consideraba el principal escollo regulatorio. Sin embargo, su aprobación con condiciones pactadas ha despejado el camino… o casi.

El Gobierno español, crítico desde el inicio con la opa, ha decidido activar mecanismos de intervención que podrían frenar o condicionar fuertemente la operación. El presidente del Ejecutivo anunció una consulta pública de 15 días para recoger las opiniones de ciudadanos y entidades. Aunque formalmente se trata de una acción participativa, todo apunta a que se trata de un movimiento estratégico para legitimar una futura intervención estatal.

La economía y el equilibrio territorial en el centro del debate

La CNMC se centró en analizar la operación desde el prisma de la competencia, con una metodología discutida por el Sabadell. El banco catalán criticó que el análisis se redujera a criterios geográficos básicos, como los códigos postales, sin prestar atención a segmentos clave como el empresarial, donde el impacto de la fusión podría ser significativo, especialmente en regiones como Catalunya y el País Valencià.

Aunque el Gobierno no puede modificar el dictamen de la CNMC, sí podría intervenir alegando motivos de interés público o cohesión territorial. Entre las opciones en la mesa está la imposición de condiciones adicionales o incluso el veto a la fusión, un escenario que haría perder atractivo a la operación y pondría en duda su viabilidad para los accionistas del BBVA.

Clima empresarial tenso y decisiones estratégicas

El anuncio del Ejecutivo ha generado un fuerte impacto en el entorno empresarial. Algunos lo ven como un respaldo al Sabadell y una señal de que el Estado no permitirá una concentración bancaria excesiva. Otros, más escépticos, lo interpretan como una maniobra para intervenir sin asumir un perfil excesivamente intervencionista.

Pese al avance del BBVA, la última palabra seguirá siendo de los accionistas del Sabadell, quienes, por ahora, parecen poco dispuestos a aceptar una oferta con prima negativa. Todo queda ahora en manos del Gobierno y del calendario político, que podría acelerar decisiones clave antes del verano.

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