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Bizkaia

El escándalo del obispo excomulgado y las monjas Clarisas

Mairenis Gómez

14 de mayo de 2024 | 8:00 am

Pablo de Rojas Sánchez-Franco, obispo cismático y excomulgado, ha desatado la controversia al convertirse en líder de las monjas Clarisas de Belorado, quienes arriesgan la excomunión por su deriva económica

Duque imperial, príncipe elector del Sacro Imperio Romano Germánico y cinco veces Grande de España. Así se presenta Pablo de Rojas Sánchez-Franco, el obispo cismático –excomulgado en 2019– que se ha erigido como el ‘Papa’ de las Clarisas de Belorado. Estas monjas, arriesgando la excomunión, se han sumido en una vertiente económica que ha tomado por sorpresa a muchos. Aunque no a todos, ya que en abril, la Iglesia había abierto un expediente contra las religiosas. Las monjas no abrieron sus puertas al representante del Obispado, ni a los fieles que acudieron al convento para una misa privada, según imágenes publicadas por el convento.

El cismático Pablo de Rojas Sánchez-Franco y su influencia sobre las Clarisas de Belorado

Pablo de Rojas Sánchez-Franco fundó la Pía Unión de San Pablo Apóstol, una organización que se considera «una suerte de Milicia Guerrera predestinada a sobresalir sobre todo lo existente», según el experto Luis Santamaría del Río en su libro A las afueras de la cruz. Las sectas de origen cristiano en España. La Pía Unión se autoproclama como la verdadera Iglesia de Cristo, y su líder siempre se presenta como «obispo católico, apostólico y romano».

Las 16 Clarisas de Belorado han adoptado estas tesis, aún a riesgo de ser excomulgadas. Según Santamaría, estas ideas son radicalmente contrarias al Concilio Vaticano II, al que denominan «la secta del conciliábulo», y niegan la legitimidad de todos los Papas desde Juan XXIII. Sánchez-Franco no es un sedevacantista típico, ya que rechaza la validez de los sacramentos postconciliares y los administrados por otros grupos cismáticos, como los lefebvrianos, debido a que monseñor Lefebvre fue ordenado por un obispo supuestamente masón.

Sánchez-Franco ha sido vinculado con la secta del Palmar de Troya, aunque él lo niega. Considera a su organización como la «verdadera Iglesia de Cristo». Afirma que en la Pía Unión «seguimos los estatutos dados por Monseñor Escrivá de Balaguer a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y al Opus Dei», escritos antes de ser reconocidos por Juan Pablo II, a quien llama «hereje».

El trasfondo económico del conflicto: la compraventa frustrada del convento de Orduña

La Pía Unión está inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior desde 2021, con el número 622.513 y sede en Bilbao. En sus redes sociales, Sánchez-Franco prohíbe a sus fieles vacunarse contra la Covid-19 «bajo pena de pecado mortal». Refiriéndose al dictador Francisco Franco como «nuestro invicto caudillo», considera rey legítimo de España a Sixto Enrique de Borbón-Parma. En 2021, convocó un cónclave para elegir un papa legítimo, aunque no se supo más del evento.

Sor Isabel de la Trinidad, la abadesa de la comunidad de Clarisas de Belorado-Orduña, lleva décadas en su cargo. Su mandato debía expirar el 29 de mayo, pero la diócesis de Burgos descarta que este hecho esté relacionado con la decisión de abandonar la Iglesia católica y declarar herejes a los Papas posteriores a Pío XII.

Desde hace meses, Sor Isabel evitaba encuentros personales con el obispo Iceta o sus representantes. Las reuniones se hacían a través del torno del convento. Algunos piensan que la religiosa podría haber fallecido. Ni siquiera hoy atendió al arzobispo de Burgos, quien habló con la vicaria, quien confirmó la decisión unánime de la comunidad de separarse de Roma.

Detrás de este cisma hay un componente económico importante: la compraventa frustrada del convento de Orduña. Este edificio fue abandonado en 2002, y en 2020, las Clarisas de Belorado acordaron comprarlo por 1,2 millones de euros. Aportaron 100.000 euros y fijaron pagos semestrales de 75.000 euros, pero nunca pagaron. El impago llevó a rescindir el contrato, pero las monjas no lo aceptaron y denunciaron judicialmente a sus hermanas de congregación.

En marzo de 2024, Sor Isabel manifestó tener un benefactor dispuesto a comprar el Monasterio y revendérselo a las monjas de Belorado, financiado por la venta de otro monasterio en Derio. Ante sospechas sobre el benefactor, el obispo de Vitoria y su vicario intentaron hablar con la abadesa, quien se negó a recibirles. Las monjas dijeron desconocer el nombre del comprador.

El 7 de mayo, la comunidad de Belorado fue convocada ante un notario para rescindir el contrato de compraventa. Sor Isabel y otras monjas reclamaron 1,6 millones de euros por obras y daños. Al no aceptar la rescisión, llevaron el asunto a los tribunales. El vicario de la diócesis recibió un mensaje de WhatsApp con la decisión de las religiosas de abandonar la Iglesia católica.

Este escándalo religioso-inmobiliario ha tomado por sorpresa a muchos y refleja un conflicto complejo que mezcla elementos económicos, religiosos y personales, mostrando la tumultuosa realidad de algunas comunidades religiosas.

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