Cánticos ofensivos en San Mamés cuestan un dineral al Athletic

En el vibrante y apasionado mundo del fútbol, las acciones de los aficionados pueden tener consecuencias significativas. Recientemente, la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte ha puesto el foco en un caso que involucra al Athletic Club y al Deportivo Alavés, resaltando la importancia de mantener un ambiente de respeto y civismo en los estadios.

El aficionado del Athletic Club, identificado como miembro de un grupo radical, ha quebrantado en tres ocasiones la prohibición de acceso a recintos deportivos. Como resultado, la Comisión ha propuesto una multa ejemplarizante de 180.003 euros y la prohibición de acceso a cualquier recinto deportivo por dos años. Esta decisión subraya la firme postura de las autoridades contra cualquier forma de violencia o conducta inapropiada en el ámbito deportivo.

El caso del seguidor radical del Athletic y las repercusiones

Este caso es particularmente llamativo por la cuantía de la sanción impuesta, una de las más altas en el contexto del fútbol español. La Comisión subraya que el quebrantamiento de las sanciones impuestas en materia de violencia, racismo, xenofobia e intolerancia en el deporte se considera una infracción muy grave. Esta decisión envía un mensaje claro a todos los aficionados: la violencia y la falta de respeto no tienen lugar en el deporte.

La reiterada violación de la prohibición de acceso demuestra un desafío a las normas establecidas y a la seguridad de los eventos deportivos. Esta conducta no solo pone en riesgo la integridad de otros aficionados y jugadores, sino que también empaña la imagen del club y del deporte en general.

La situación del Alavés y el problema de los apoyos a grupos radicales

Por otro lado, el caso del Deportivo Alavés destaca otro problema recurrente en el fútbol: el apoyo a grupos radicales. La sanción propuesta de 40.000 euros al Alavés por no retirar del recinto deportivo referencias al grupo ‘Iraultza 1921’ refleja la responsabilidad de los clubes en promover un ambiente seguro y respetuoso. La persistencia de elementos que promueven a grupos radicales, como murales, grafitis y pegatinas, no solo contraviene las normativas, sino que también fomenta un clima de hostilidad y violencia.

La Comisión recuerda que cualquier forma de apoyo a grupos o colectivos de seguidores que hayan cometido infracciones se considera inaceptable. Esto incluye la dotación de infraestructura o recursos a dichos grupos, independientemente de su estatus legal o formalización como asociaciones.

Estos casos resaltan la necesidad de un esfuerzo conjunto entre los clubes, las autoridades y los propios aficionados para garantizar que el fútbol siga siendo una celebración del deporte y la competición sana, lejos de actitudes violentas o discriminatorias. La pasión por el fútbol debe enmarcarse siempre dentro del respeto y la tolerancia, pilares fundamentales para el disfrute de este deporte que une a millones de personas en todo el mundo.