29 de mayo de 2025 | 10:18

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El United lo veía negro con 0-1 y tuvo que lesionar a Beñat Prados

RedacciónBH

9 de mayo de 2025 | 10:27 am

El Athletic se despide de Europa entre goles, silencio arbitral y cicatrices

Hay derrotas que se entierran rápido. Y hay otras que se clavan como astillas bajo la piel. La del Athletic en Old Trafford pertenece, sin duda, a las segundas. No solo por el marcador (4-1, cruel y excesivo), sino por la manera en que se rompió el partido, el alma… y la tibia de Beñat Prados.

Fue una noche de esas en que el fútbol castiga sin matices. El tanto de Jauregizar en el minuto 31 pareció encender la mecha de una remontada. Pero fue solo un espejismo. El Manchester United, con la sangre fría de los equipos hechos para matar sueños, respondió con cuatro goles que desnudaron al Athletic en diez minutos. Diez. El tiempo que se necesita para perderlo todo. O al menos, eso pareció.

Valverde, entre la autocrítica y la elegancia amarga

Ernesto Valverde no alzó la voz. No lo necesita. Su decepción fue contenida, sobria. Más devastadora por eso. “Hay que estar de pie hasta el final”, dijo con una serenidad que pesaba como plomo. Porque el Athletic, en ese último tramo, se arrodilló sin querer. O sin poder evitarlo.

“Todo se ve a través del resultado. Es contundente.” Una frase que suena a sentencia. Y también a consuelo para quienes lo dieron todo y se llevaron, a cambio, un marcador de videojuego en modo pesadilla.

Aun así, el técnico miró hacia adelante. “De estas cosas también se aprende”. Palabras que no quitan el dolor, pero al menos lo convierten en lección. Y en un club como el Athletic, donde el aprendizaje es parte del ADN, esas frases no son retórica: son método.

Entre tanto análisis táctico y frustración acumulada, hubo una escena que dolió más que el resultado: la lesión de Beñat Prados. Una entrada dura, tibia abierta, sangre, dolor… y ni una revisión del VAR. Nada. Como si la herida no existiera. Como si el cuerpo del jugador no mereciera la misma justicia que el balón.

Valverde lo resumió con una ironía contenida: “Lo veo todo a favor del Athletic y en contra del Manchester.” No sonó a excusa. Sonó a hartazgo. A ese tipo de cansancio que ya no discute, solo observa… y anota.

Queda la Liga. Queda el rugido. Queda el honor

Pese al naufragio europeo, el Athletic sigue vivo. Quedan cuatro jornadas de Liga, queda la cuarta plaza y queda la Champions como premio posible. “Tenemos retos importantes. Queremos jugar la Champions”, afirmó Valverde. Y ese verbo —querer— pesa más que cualquier análisis táctico. Porque en Bilbao no se juega solo por puntos: se juega por pertenencia.

Una afición sin derrota

En un rincón de Old Trafford, donde el himno del United suena como una ópera de mármol, se escuchó algo más cálido, más humano: la voz del hincha rojiblanco. Una hinchada que se desplazó como quien cruza un continente para ver a su gente. Valverde no lo olvidó: “Lo hacemos todo por ellos. Lo que transmiten es impresionante.”

Y tenía razón. Porque el Athletic puede perder partidos, pero no pierde a su gente. Nunca.

La herida está hecha. El cuerpo duele. Pero el corazón, como siempre, sigue en pie.

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