Alejandro Goicoechea: el traidor que entregó los planos del Cinturón de Hierro de Bilbao a los fascistas

La noche que cambió el rumbo de la Guerra Civil en Euskadi

El 27 de febrero de 1937 marcó un antes y un después en la historia de la Guerra Civil en Euskadi. Aquel día, Alejandro Goicoechea Omar, ingeniero vasco y responsable de la construcción del Cinturón de Hierro de Bilbao, cambió de bando y entregó a los fascistas los planos de la fortificación que protegía la ciudad.

Un pacto secreto con los fascistas

Según investigadores, Goicoechea ya tenía pactado con los fascistas su llegada a las posiciones de la IV Brigada de Navarra. Su traición fue llevada a cabo de noche en Ventabarri, en el puerto de Arlaban. No lo hizo solo, otros también cambiaron de bando, como Unceta, hijo del marqués de Casa Jara y natural de Elorrio.

El Cinturón de Hierro: la esperanza defensiva de Bilbao

El Cinturón de Hierro era un sistema de fortificación compuesto por trincheras, abrigos, nidos de ametralladoras de hormigón y otras defensas. Diseñado por el comandante Alberto Montaud y Noguerol, fue llevado al terreno por los capitanes Alejandro Goicoechea y Pablo Murga, quien fue fusilado posteriormente. Tras la ausencia de ambos, Vicente Aguirre, ingeniero de caminos de la Diputación de Bizkaia, se hizo cargo del proyecto.

El impacto de la traición de Goicoechea

Casi cuatro meses después de aquel fatídico 27 de febrero, los fascistas ocuparon Bilbao el 19 de junio de 1937. La traición de Goicoechea fue un golpe devastador para la resistencia republicana en la región.

La vida de Alejandro Goicoechea antes y después de la traición

Nacido en Elorrio en 1895, Goicoechea estudió en el colegio de los padres jesuitas de Orduña y se graduó como ingeniero del Ejército en Guadalajara. A los 25 años, dejó el Ejército con el grado de capitán y comenzó a trabajar en la Compañía de los Ferrocarriles de La Robla en Balmaseda.

La relación de Goicoechea con la invención del Talgo

Tras la Guerra Civil, Goicoechea desarrolló sus investigaciones en Madrid con la ayuda financiera de José Luis Oriol. En 1942, ambos fundaron la compañía Patentes Talgo S.A. A pesar de su éxito con la invención del tren Talgo, Goicoechea se desvinculó de la compañía antes de la inauguración oficial de la primera unidad del tren.