27 de abril de 2024 | 7:38

Bilbao

Compra de mascarillas caducadas desde 2014 por el Gobierno de Moreno Bonilla sin repercusiones para el proveedor

Compra de mascarillas caducadas desde 2014 por el Gobierno de Moreno Bonilla sin repercusiones para el proveedor

María José Gonzalez

12 de marzo de 2024 | 8:32 am

Un escándalo de salud pública sin precedentes en plena pandemia

La Junta de Andalucía adquirió mascarillas caducadas desde 2014 en los primeros meses de la crisis sanitaria global, un hecho que pone de manifiesto la gestión de emergencias y las decisiones tomadas en circunstancias extremas, este incidente, que involucra a la administración liderada por Moreno Bonilla y a la empresa Suremask ConfortCover, ha desatado una ola de indignación y preguntas sin respuesta sobre la eficacia y seguridad de los equipos de protección proporcionados a los profesionales de la salud en la primera línea de batalla contra el virus. A pesar de la gravedad de la situación, no se han tomado medidas correctivas ni sanciones contra el proveedor, lo que suscita preocupaciones sobre la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de recursos durante la pandemia.

La revelación y las reacciones sobre las mascarillas en el gobierno de Moreno Bonilla

La noticia de que se habían distribuido mascarillas con la fecha de caducidad tachada con rotulador negro entre los centros de salud de la Axarquía malagueña ha causado consternación. La práctica de ocultar información vital sobre la caducidad de estos equipos de protección esencial no solo pone en riesgo la salud de los trabajadores sanitarios sino también la de la población en general. La comunidad médica y el público exigieron respuestas y acciones inmediatas, pero la administración de Moreno Bonilla optó por una respuesta considerada insuficiente por muchos, sin abrir expediente ni amonestar a los responsables de las mascarillas.

En un intento de apaciguar las críticas, el gobierno andaluz inició dos investigaciones internas y defendió su gestión alegando que todas las comunidades autónomas recurrieron a los materiales disponibles, incluso si estaban caducados, con el aval del Gobierno Central. Sin embargo, esta explicación no ha mitigado las preocupaciones sobre las posibles implicaciones para la salud de aquellos que usaron las mascarillas defectuosas y sobre la efectividad de las medidas de control y seguridad aplicadas.

La postura oficial y la búsqueda de transparencia

Ante la creciente presión pública y las demandas de claridad, la Junta de Andalucía de Moreno Bonilla ha negado haber distribuido intencionadamente material caducado de mascarillas, manteniendo que todas las mascarillas entregadas cumplían con los estándares de seguridad requeridos. Sin embargo, la falta de acciones concretas contra el proveedor y la ausencia de una rendición de cuentas clara plantean dudas sobre el compromiso de las autoridades con la protección de la salud pública y la gestión responsable de la crisis.

Este escándalo ha destacado la necesidad de fortalecer los mecanismos de supervisión y control en la adquisición y distribución de equipos médicos, especialmente en tiempos de crisis. La transparencia, la responsabilidad y la adhesión a los más altos estándares de seguridad deben ser principios inquebrantables en la gestión de la salud pública. Solo a través de un compromiso firme con estos valores se puede restaurar la confianza en las instituciones y asegurar la protección efectiva de la salud de los ciudadanos y los profesionales que los atienden.

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