Bilbao
Rekalde arde por el desalojo policial del gaztetxe Etxarri en Bilbao

4 de abril de 2025 | 7:46 am
Cinco personas detenidas y cuatro ertzainas heridos tras una noche de enfrentamientos que deja muchas preguntas y pocas respuestas
Lo que debía ser una jornada de protesta simbólica acabó con fuego, golpes y detenciones. Bilbao volvió a vivir una noche de tensión en el barrio de Rekalde, donde la Ertzaintza ejecutó el desalojo del gaztetxe Etxarri, con un resultado preocupante: cinco personas detenidas y cuatro agentes heridos. Un episodio que reabre el debate sobre el uso de la fuerza policial en movilizaciones sociales y sobre la criminalización de espacios autogestionados por la juventud.
Todo comenzó al caer la tarde, cuando varias dotaciones policiales establecieron un amplio cordón de seguridad alrededor del edificio ocupado. Hasta ese momento, las concentraciones eran pacíficas. Se coreaban consignas, se desplegaban pancartas y se mantenía viva la reivindicación: defender el gaztetxe como símbolo de resistencia, cultura alternativa y comunidad.
El conflicto estalla: fuego, cargas y detenciones
Poco antes de las 21:00 horas, la tensión estalló. Según el Departamento de Seguridad, un grupo de encapuchados comenzó a lanzar botellas, conos de tráfico y otros objetos contra los agentes. También se incendiaron contenedores, lo que convirtió la calle Doctor Díaz Esperanza en un escenario de disturbios.
Las imágenes de la noche hablan por sí solas. Contenedores ardiendo, carreras, cargas policiales y jóvenes con el rostro cubierto defendiendo lo que consideran un espacio legítimo. A las 23:00 horas, la operación se saldaba con cinco personas arrestadas por “atentado contra la autoridad” y cuatro ertzainas heridos. Pero ¿quién mide las heridas emocionales y sociales que deja una actuación así?
El desalojo, ¿respuesta desproporcionada?
La respuesta institucional ha sido la habitual: justificar el operativo por orden judicial y minimizar la protesta como un acto violento. Sin embargo, la realidad es más compleja. La movilización llevaba semanas organizándose, con asambleas, actividades culturales y un claro mensaje político: Rekalde no acepta imposiciones ni desalojos sin diálogo.
El desalojo del gaztetxe Etxarri llega días después de que jóvenes irrumpieran en el pleno del Ayuntamiento de Bilbao, dejando claro que no se trata de un grupo aislado ni de un capricho. Hay un tejido social detrás, que pide espacios para organizarse, expresarse y vivir al margen del modelo de consumo y precariedad.
“Gaztetxea defendatu” y “Etxarritik ez dira pasako” no son solo lemas: son gritos de un barrio que no quiere rendirse.
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