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Bizkaia

Las monjas clarisas abandonan la Iglesia de Roma

Mairenis Gómez

13 de mayo de 2024 | 4:01 pm

Las clarisas de Belorado y Orduña, en Burgos, han decidido romper con la Iglesia Conciliar tras denunciar una «persecución» que, según ellas, ha obstaculizado su comunidad. Aseguran estar «bloqueadas» por Roma, que se niega a concederles la licencia de venta del convento de Derio y pretende apropiarse de sus propiedades. Este conflicto ha llevado a las monjas a anunciar su desvinculación de la Iglesia Conciliar, como reporta el ‘Diario de Burgos’.

Las clarisas enfrentan obstáculos administrativos y denuncian una «persecución» desde Roma

En un comunicado firmado por la madre abadesa sor Isabel de la Trinidad, las monjas, pertenecientes a la Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara, expresan su frustración. Acusan a Roma de retener la licencia de venta del convento de Derio, un documento que, según ellas, probablemente seguirá «en el despacho de Mario Iceta y de la presidenta hasta el fin de los tiempos». Además, denuncian que Roma les impide cumplir con los pagos del Monasterio de Orduña y que rescindió el contrato de compraventa sin previo aviso después de tres años.

Este bloqueo administrativo ha generado un profundo malestar en la comunidad de religiosas, quienes se sienten injustamente tratadas. La madre abadesa destaca que la situación ha puesto «palos en la rueda» a su comunidad, obstaculizando su misión y vida monástica. La falta de soluciones y el sentimiento de persecución han llevado a las monjas a tomar la drástica decisión de abandonar la Iglesia Conciliar.

El manifiesto y la ruptura con la Iglesia Conciliar: un acto de desafío y fe

Junto al comunicado, las monjas han emitido un Manifiesto Católico en el que declaran que el último Papa válido fue Pío XII. Conscientes de la gravedad de sus afirmaciones, anticipan las acusaciones que recibirán: «Nos van a denominar herejes y cismáticas, locas y muchas cosas más, muy calumniosas y desagradables. No los creáis, al menos por esta vez, que no os engañen». Este acto de desafío refleja la profundidad de su descontento y su determinación de seguir su propio camino espiritual.

El Monasterio de Santa Clara, conocido también como el Monasterio de Nuestra Señora de la Bretonera, tiene una rica historia que se remonta a 1358, cuando un grupo de piadosas mujeres pidió al Papa la regla de Santa Clara para ajustar su vida a esta norma. En 1446, obtuvieron la bula pontificia para erigir un convento bajo esta regla. Sin embargo, hoy, tras siglos de devoción y servicio, se enfrentan a una crisis institucional que las ha llevado a una decisión sin precedentes.

Una decisión sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia

El caso de las clarisas de Burgos es excepcional en la historia reciente de la Iglesia Católica. No es común que una comunidad religiosa decida romper con la Iglesia de Roma y declarar su lealtad a una figura papal de hace más de medio siglo. Esta decisión no solo es un reflejo de su descontento con las autoridades actuales, sino también una declaración de principios sobre su visión de la fe y la administración eclesiástica.

La reacción del Vaticano a esta declaración aún está por verse, pero es probable que la decisión de las clarisas de Burgos genere un intenso debate dentro y fuera de la comunidad católica. Mientras tanto, las monjas continúan con su vida monástica, enfrentando un futuro incierto pero fieles a su propia interpretación de la fe y la justicia.

La situación en Burgos es un recordatorio de las tensiones que pueden surgir dentro de las instituciones religiosas y de la importancia de la administración justa y transparente de los recursos y las propiedades de la Iglesia. Este caso podría servir como un llamado de atención para abordar y resolver conflictos internos antes de que lleguen a puntos de ruptura tan significativos.

En definitiva, el caso de las clarisas de Burgos nos invita a reflexionar sobre la relación entre la fe, la administración eclesiástica y la justicia, recordándonos que la espiritualidad y la burocracia no siempre van de la mano. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir el futuro de esta comunidad y su lugar dentro o fuera de la Iglesia Católica.

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