28 de mayo de 2024 | 6:01

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Enorme multa a GLS por entregar en otra dirección sin consentimiento

Miguel Castillo

6 de septiembre de 2023 | 4:40 pm

El comercio en línea ha revolucionado la forma en que compramos, ofreciendo una comodidad sin precedentes. Sin embargo, este proceso no está exento de desafíos, especialmente cuando se trata de la entrega de paquetes. Un error puede desencadenar una serie de consecuencias negativas tanto para el proveedor del servicio como para el cliente.

Un Giro Inesperado en la Entrega

El caso más reciente que ha sacudido el panorama nacional tiene como protagonista a GLS, una conocida empresa de reparto. Dos clientes confiaron en esta empresa para recibir sus dispositivos móviles adquiridos por internet. Sin embargo, lo que parecía ser una entrega rutinaria terminó costando a la empresa una sanción de 140.000 euros.

El Cambio de Dirección sin Consentimiento

Uno de los puntos críticos de este incidente radica en una decisión tomada unilateralmente por GLS. Cambió el lugar de entrega de los productos sin comunicar ni obtener el consentimiento de los destinatarios. Este acto ya plantea serias dudas sobre la ética y las políticas de la compañía.

Identidad Suplantada y Violación del RGPD

El asunto se complicó aún más cuando se descubrió que los paquetes habían sido retirados por una persona no autorizada. Los destinatarios originales se enfrentaron al temor de una posible suplantación de identidad. Lo que inicialmente se pensó que podía ser un caso de estafa por SIM Swapping se complicó con la intervención de la AEPD.

El fallo en el procedimiento de verificación de identidad por parte de GLS, donde un envío se recogió usando una identificación falsa, es un error gravísimo. El uso de un documento que, aunque tenía formato de identificación extranjero, poseía una numeración de DNI y no de NIE, es incomprensible para una empresa de tal magnitud.

La Falta de Pruebas y las Consecuencias

Para empeorar las cosas, GLS no pudo proporcionar pruebas suficientes que justificaran el cambio en la dirección de entrega. La única evidencia presentada fue una captura de pantalla de sus sistemas. No había constancia ni acuerdo que respaldara la solicitud de cambio de dirección.

La falta de pruebas y los errores en la identificación de los clientes fueron suficientes para que la AEPD impusiera una multa de 70.000 euros por cada cliente afectado. El total ascendió a 140.000 euros que GLS debe ahora abonar.

Aprender de los errores

Este caso nos deja una serie de lecciones. En primer lugar, la importancia de seguir protocolos estrictos cuando se trata de la entrega de paquetes. Cada detalle, desde obtener el consentimiento del cliente hasta verificar adecuadamente la identidad del receptor, es esencial.

Para las empresas de reparto, como GLS, este incidente debe ser una llamada de atención. La confianza del cliente es fundamental y una vez que se pierde, es difícil de recuperar.

Finalmente, para los clientes, este caso resalta la importancia de estar atentos y de exigir siempre la máxima transparencia y profesionalidad en los servicios que contratamos. La seguridad y la privacidad deben ser siempre una prioridad.

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